sábado, 18 de enero de 2014

Calixto Evaristo



Mis papás se pasan el día dándome órdenes:
-Calixto Evaristo, lávate las manos.
-Calixto Evaristo, recoge tus juguetes.
-Calixto Evaristo, ponte el pijama.
Calixto Evaristo haz esto, Calixto Evaristo haz aquello,  Calixto Evaristo haz lo otro, Calixto Evaristo por aquí, Calixto Evaristo por allá, Calixto Evaristo entra, Calixto Evaristo sal....
Mis papás también están todo el día prohibiéndome cosas:
-Calixto Evaristo, no corras.
-Calixto Evaristo, no molestes a tu hermanita.
-Calixto Evaristo, no cojas eso.
Calixto Evaristo no hagas esto, Calixto Evaristo no hagas aquello, Calixto Evaristo no hagas lo otro, Calixto Evaristo por aquí, Calixto Evaristo por allá, Calixto Evaristo no entres, Calixto Evaristo no salgas...

¡Son unos pesados de mucho cuidado!
Algunas veces, cuando me enfado mucho, pienso que sería estupendo no tener papá ni mamá.
Me levantaría a la hora que quisiera porque nadie vendría a despertarme.
Y no iría al cole porque nadie me obligaría.
Comería gominolas, piruletas, chicles, pasteles, helados y bollos hasta que me hartara.
Podría jugar durante todo el día... ¡y sin recoger luego los juguetes!
Y jugar con mis amigos todo el tiempo que quisiera.
Y ver en la tele hasta las cosas de mayores (aunque sean muy aburridas).


Y podría irme a dormir a la hora que me diera la gana.
Y usar mi camiseta favorita tooooodos los días, y no tendría que peinarme, ni bañarme, ni lavarme los dientes, ni comer verduras, ni, ni...
Entonces, como ya se me ha pasado el enfado, pienso que si no tuviera papás, nadie me daría besos ni me abrazaría.
Nadie me llevaría al médico si me pusiera malito.
No habría nadie para hacerme esas comidas tan ricas y que tanto me gustan.
Ni nadie para echar a los monstruos de debajo de la cama.
Ni podría jugar al fútbol con papá, ni al escondite con mamá.
No podría meterme en su cama las mañanas de los sábados, ni nadie me abrazaría cuando tengo una pesadilla, nadie me leería cuentos, nadie me haría reír... nadie me querría...
Y, al final, me doy cuenta de que mis papás son muy, muy pesados pero que yo no los cambio por nada en el mundo.






 Pilar, la osa polar, ha salido a patinar, con su patinete nuevo.